Parece una rueda de bicicleta común, con un centro algo voluminoso, pero es mucho más. La
Rueda de Copenhague le dará facultades extraordinarias a la bicicleta que la adopte. Entre otras cosas, cuando se active su freno, la rueda almacenará energía eléctrica, que ayudará luego a seguir avanzando. Se podrá controlar desde un celular, y recolectará información sobre contaminación ambiental y sonora.
Aquí, la nota completa que escribí sobre ella en Clarín.